En el Piazzale, frente a la basílica de San Antonio, se alza la obra maestra de Donatello: el majestuoso monumento ecuestre que glorifica al condottiere de la milicia paduana Erasmo da Narni, apodado Gattamelata «por la dulzura de sus modales combinada con una gran astucia […] y por su astucia y suave dulzura y amabilidad al hablar».
El monumento fue encargado al gran escultor Donatello por la familia del condotiero conocido como Gattamelata cuando este murió en 1443. Debía ser un sepulcro monumental en bronce para honrar su memoria. En los laterales del alto pedestal en traquita se distinguen dos puertas: una está abierta a la muerte y otra está ya cerrada a la vida. Este encargo especial permitió a Donatello compararse y competir con las obras de la antigüedad: teniendo en cuenta las grandes dimensiones, ninguna otra escultura había requerido medios y capacidades técnicas de un nivel tan alto desde la caída del Imperio Romano. Donatello se inspiró en el Marco Aurelio a caballo y, por el peso considerable de la obra, decidió sostener el trote del caballo apoyando el casco delantero en una bala de cañón: un detalle que remite a la reciente introducción de las armas de fuego en los campos de batalla.
El condotiero, con la cabeza descubierta y ataviado con una robusta armadura del siglo XV, porta el bastón de mando. Representado sobre una silla contemporánea provista de estribos, Gattamelata rememora la antigüedad en los ornamentos de su uniforme, en la cabeza de Medusa en el pectoral de la coraza y en los “putti” o erotes músicos que decoran el cinto. Para retratar su rostro austero y aguerrido, es probable que Donatello se sirviera de una medalla aún en circulación que mostraba al condotiero de perfil.
