Esta sencilla excursión comienza en Porte Contarine, la antigua entrada naval a la ciudad, y llega poco después a la Capilla de los Scrovegni, una joya artística que conserva los preciosos frescos de Giotto. La primera vía fluvial que encontramos es el canal Piovego, una arteria artificial de 11 kilómetros de longitud que desde hace ochocientos años conecta Padua con Venecia a través del río Brenta.
En el primer tramo, el paseo recorre las murallas venecianas y, cerca del animado barrio universitario, se encuentra con la elegante Porta Ognissanti o del Portello.
Tras dejar atrás las murallas del siglo XVI, se continúa en dirección contracorriente respecto al cauce de agua, primero por las orillas del canal San Gregorio y después, tras pasar la esclusa de Voltabarozzo, por el canal Scaricatore.
Una vez llegados a Bassanello, es interesante observar cómo fluye el agua. El recorrido prosigue durante un largo tramo por la orilla izquierda del Bacchiglione y después por el canal Brentella hasta llegar a Limena, localidad donde pueden contemplarse algunas villas y la antigua estación fluvial de Colmelloni. En este punto, el recorrido se cruza con el río Brenta.
Cerca de un roble centenario, la ruta se desvía por una pista que conduce a la entrada de la antigua cartuja de Vigodarzere, un vasto complejo monástico del siglo XVI.
A continuación, el curso del río se vuelve más rectilíneo y menos atractivo, pero al cabo de pocos kilómetros se llega a Stra, pueblo ribereño donde se concentran varias villas vénetas célebres, como la villa Pisani, monumento nacional.
En el último tramo, desde Noventa hasta Padua se pedalea de nuevo por el canal Piovego, donde se asoma la villa Giovanelli, última parada antes de entrar en la ciudad.