Con la edificación de la Reggia como palacio residencial en 1338, los Carraresi afianzaron su poder en Padua. La doble logia de la Academia y las salas adyacentes constituían la residencia de los príncipes. Las esbeltas y elegantes columnas de mármol rosado veronés, enriquecidas con arquitrabes de madera, delimitan un vasto espacio provisto en su tiempo de un jardín. En 1345 la logia exterior se cerró para contar con un lugar de oración específico para la familia y los numerosos huéspedes, la capilla de la Reggia Carrarese: para decorar el espacio se solicitaron los servicios de Guariento, que realizó una serie de escenas del Antiguo Testamento entre 1355 y 1360.
A lo largo del siglo XIX, los “Ricovrati” (literalmente, “resguardados”) de la Academia de Padua decidieron demoler una pared de la capilla para ampliar la Sala de Asambleas (“Sala delle Adunanze”). Retiraron del techo los paneles con los famosos ángeles, conservados ahora en el Museo Cívico de Padua, ampliaron las ventanas interrumpiendo los frescos y tapiaron parte de la logia construyendo una chimenea. En 1917 la logia se liberó de la superestructura y se restauró el pórtico con las columnas.
En la Sala de Asambleas puede verse todavía en gran parte la serie de frescos originales dispuestos en dos bandas y el zócalo decorado con falsos paneles de mármol. La decoración de la sala incluye también un plano bellísimo de 1784 del cartógrafo Giovanni Valle, anterior al uso de cálculos trigonométricos para la elaboración de planos, y el banco original en hemiciclo atribuido al célebre arquitecto veneciano Jappelli. Consulta más información sobre los frescos de la Capilla de la Reggia Carrarese.
