Es la más suntuosa e importante de las puertas de Padua que dan acceso a la ciudad, tanto por la riqueza de sus ornamentos, que la asemejan a un arco de triunfo, como por llevar la fecha de 1118 a.C., año de la fundación de Padua que el mito atribuye a Antenor.
La Porta Ognissanti (Omnium Sanctorum, como puede leerse en el arquitrabe de la fachada interior), llamada también del Portello, es una de las puertas de la muralla de la ciudad del siglo XVI. El término “Portello” hace referencia a la puerta medieval ubicada al final de la actual Via S. Massimo (“portello” significa puerta menor) y al puerto fluvial al que daba acceso, que en 1534 se transfirió a la nueva puerta. Construida en 1518 por el arquitecto Guglielmo Grizi por iniciativa del capitán de Padua Marco Aurelio Loredan, fue concebida como puerta de uso civil y comercial.
Está revestida de piedra de Istria y adornada con ocho columnas apoyadas en pedestales que parecen descansar en las aguas del canal Piovego.
La construcción está coronada por una torre con reloj; en la parte derecha, donde antiguamente había un león de san Marcos, hay esculpido en relieve un castillo almenado, símbolo del dominio veneciano en tierra firme; sobre el arco del triunfo pueden verse dos escudos, uno de la ciudad de Padua y el otro del dux Leonardo Loredan. Más allá del puente se encuentra el edículo de Santa María dei Barcaioli, de 1790, donde los viajeros asistían a misa antes de embarcarse.
En el muro situado bajo el capitel se halla la placa que recuerda la fecha de construcción (1534) y, bajo ella, la estatua de la Virgen de los Barqueros del Portello (“Madonna dei Barcari del Portello”).
La escalinata, inmortalizada en un cuadro de Canaletto, era el punto inicial y de embarque para la Riviera del Brenta. Una curiosidad: en el parapeto hay grabados un tablero de ajedrez y uno de tres en raya, tal vez un pasatiempo de los soldados que custodiaban la puerta o del personal de servicio.
