Conocida como la “pradera sin hierba”, es una gran plaza elíptica que, además de ser la más grande de Padua, es una de las mayores de Europa (88620 metros cuadrados), sólo superada por la Plaza Roja de Moscú.
El Prato della Valle, uno de los emblemas de Padua, es un amplio espacio monumental que se caracteriza por una isla verde central, llamada Isola Memmia, en honor al podestá que encargó las obras, rodeada por un canal decorado con dos anillos de estatuas numeradas de personajes célebres del pasado. Este espacio abierto ha cumplido funciones económicas y recreativas desde la antigüedad. En la época romana albergó un enorme anfiteatro, el Zairo, de cuyos cimientos se han encontrado vestigios en el canal que rodea la Isola Memmia, y un circo para carreras de caballos.
En la Edad Media alojaba ferias, atracciones, festividades públicas y competiciones; era el lugar de celebración de las grandes asambleas “de todos los hombres libres de Padua ” y ya en 1077 aparece como espacio destinado al mercado. Propiedad de la Abadía de Santa Justina hasta 1767, cuando fue declarado espacio comunal por el Senado de Venecia, con Andrea Memmo como “Provveditore della Serenissima”, se sometió a una obra de renovación radical.
La intención era crear un nuevo centro comercial para la ciudad, un espacio adecuado para ferias y actos.
Así, en la Isola Memmia se erigieron pabellones para alojar un mercado, pero más adelante se plantaron árboles, confiriendo a la plaza un estilo típicamente inglés; además, gracias a los edificios que la rodean, se ha convertido en un espacio único, original e inolvidable.
Su configuración se inspira en la gran tradición véneta del jardín patricio, despojado aquí por primera vez del uso privado y propuesto, de acuerdo con las concepciones neoclásicas, como solución urbanística y de calidad ambiental.