El conjunto medieval quedó dañado en 1634 por el derrumbamiento del campanario, que destruyó el presbiterio y la sacristía. La reconstrucción se postergó hasta 1730 y fue obra del arquitecto Sante Benato, discípulo de Girolamo Frigimelica, quien, según numerosos críticos, intervino directamente en el diseño del proyecto. La imponente fachada se caracteriza por un frontón monumental sostenido por semicolumnas y pilastras de orden gigante, bajo el cual se abre el gran portal con tímpano. Los edículos albergan estatuas del siglo XVIII que representan a los santos Pedro y Pablo.
En el interior, la amplia nave única está enmarcada armoniosamente por grandes columnas corintias y por doce puertas que evocan la Jerusalén celeste descrita en el Apocalipsis.
La parte superior de las paredes está decorada con paneles de Giacomo Ceruti, conocido como el “Pitocchetto” (pequeño mendigo), que representan a los cuatro protectores de Padua, los cuatro doctores de la Iglesia y tres de los cuatro evangelistas: San Lucas es una espléndida obra de Giovan Battista Tiepolo. A lo largo de la nave se hallan obras notables de Domenico Campagnola y Alessandro Varotari, el “Padovanino”; el altar a la izquierda alberga un crucifijo en madera polícroma de Giovanni Bonazza.
En la iglesia se encuentra el sepulcro de la familia Minello de Bardi, obra de los célebres escultores Antonio y Giovanni Bonazza. En él están sepultados asimismo el discípulo y amigo de Petrarca, Lombardo della Seta, y Giovannantonio Volpi, editor y figura destacada del panorama cultural patavino del siglo XVIII.
