Construido en el siglo I a. C., se trata de un antiguo puente romano ubicado sobre el canal interior o Naviglio Interno −conocido antiguamente como Flumesello− del río Brenta, soterrado bajo las calles Riviera dei Ponti Romani y Riviera Tito Livio; es el único de los cinco puentes de la Patavium romana que se ha conservado íntegramente.
Hoy en día, en lugar del puente y el canal interior (soterrados en los años sesenta) se encuentran las calles Riviera Tito Livio y Riviera dei Ponti Romani; esta última debe su nombre a los restos de los cinco antiguos puentes romanos, edificados con grandes piedras de Costozza talladas con cincel, de sólida y elegante estructura. El puente aparece mencionado en documentos medievales del siglo XI con el nombre de “Ponte Santo Stefano”, denominación empleada hasta el siglo XV y que se debe a su proximidad al convento benedictino homónimo, el actual colegio Tito Livio.
No fue hasta el siglo XVI cuando el puente adoptó su nombre actual debido a la importancia adquirida por la iglesia adyacente de San Lorenzo, suprimida por Napoleón en 1809. Posteriormente, el puente fue soterrado y no se redescubrió hasta el siglo XVIII, pero solo salió totalmente a la luz con las excavaciones efectuadas en 1938 para restaurar el Palazzo del Bo de la Universidad de Padua; hoy en día, tras dos mil años de destrucciones e inundaciones, pueden admirarse de nuevo los sólidos restos antiguos.
Ahora se accede al puente a través de un paso subterráneo cercano al monumento de Antenor, el mítico fundador de Padua.