La Iglesia de la Transfiguración, conocida como el Santuario de San Leopoldo Mandic, es visitada por los peregrinos a la tumba del santo. Alberga el relicario que contiene la mano derecha del santo.
Tras varios intentos de encontrar una sede en la ciudad, en 1554 los frailes capuchinos lograron instalarse en el burgo de Santa Croce, donde las monjas de santa Ágata y santa Cecilia tenían una residencia espaciosa con edificios anejos y un amplio huerto.
Aquí fundaron un convento que, por la presencia de la prestigiosa universidad y las dimensiones de la ciudad, era el lugar ideal para una preparación seria de los estudios. Rápidamente se crearon cursos para la preparación de los predicadores, y a los cursos de teología dogmática se les unieron otros de teología moral, dirigidos sobre todo a los confesores. Los frailes también se dedicaron a la asistencia espiritual en el hospital y en las cárceles.
En el convento de Santa Croce desarrolló su valiosa labor de confesor y guía espiritual el padre Leopoldo Mandić, originario de Castelnuovo di Cattaro.
La iglesia de los capuchinos quedó gravemente deteriorada el 14 de mayo de 1944 por un bombardeo aéreo de las fuerzas anglo-americanas, pero los frailes resultaron milagrosamente ilesos, de acuerdo con la profecía del padre Leopoldo: también se salvó la estatua de la virgen y su celda-confesionario, el lugar donde Dios había mostrado su misericordia.
A pesar de la situación, la afluencia de los devotos no disminuyó: “La gente acude a nosotros como antes y más que antes…; pidiendo ver de nuevo a un hermano capuchino ir de puerta en puerta pidiendo limosna, pero en aquellos momentos, sobre todo a dispensar una palabra de fe, confianza y aliento”.