Prato della Valle
A Padua se la conoce como la ciudad del «Santo sin nombre», del «prado sin hierba» y del «café sin puertas», aludiendo al hecho de que a san Antonio se le llama aquí simplemente «el Santo», que el Prato della Valle es en realidad una plaza y que el histórico Caffè Pedrocchi se mantenía en su tiempo abierto día y noche, sirviendo bebidas calientes en su galería sin puertas.
El punto de partida de este recorrido es otra plaza, quizá la más característica por sus dimensiones y por su estructura. El Prato della Valle (posición en el mapa: 1) es la plaza de mayor tamaño de Europa después de la Plaza Roja de Moscú, y su isla central, rodeada de canales, puentes y de las estatuas de ilustres residentes de la ciudad, hace de ella un lugar inconfundible.
Al fondo de la plaza despunta la Basílica de Santa Justina (mapa: 2), dedicada a la mártir, una de los cuatro patrones de la ciudad.
Del Jardín Botánico a la Piazza del Santo
Recorriendo el lado meridional del Prato della Valle llegamos a la entrada de Via Belludi, desde la que podemos admirar la Basílica del Santo, que visitaremos más tarde. A la derecha se encuentra Via Orto Botanico (mapa: 5), que nos lleva al «jardín de los simples» más antiguo de Europa.
Tras la visita, continuamos por Via Orto Botanico, bordeando el canal donde en su tiempo se hallaba el embarcadero que permitía llevar provisiones a los hermanos franciscanos de San Antonio y a los benedictinos de Santa Justina. Nos encontramos de nuevo en Via Belludi y desde ahí proseguimos por la derecha hasta la Piazza del Santo (mapa: 3), destino de peregrinos desde hace casi 800 años, pero también de un gran número de artistas que han enriquecido con sus obras la Basílica del Santo (mapa: 3) y la ciudad de Padua.
Una de las más famosas es el monumento ecuestre a Erasmo da Narni, llamado Gattamelata, obra de Donatello y uno de los símbolos de la ciudad. A la derecha de la basílica se encuentran el Oratorio de San Jorge («Oratorio di San Giorgio») y la Escuela del Santo («Scoletta del Santo») (mapa: 4), el Museo al Santo (mapa: 4) y, en el interior, el Museo Antoniano.
Tras las visitas, se puede seguir a pie y recorrer uno de los barrios más interesantes y antiguos de la ciudad, o bien llegar hasta el Palazzo Zabarella utilizando el autobús «Diretto Piazze» que para delante de la basílica.
De Via Cesarotti a Via San Francesco
Dejando la plaza a nuestra espalda, giramos a la derecha y embocamos Via Cesarotti. En el número 7 vemos el edificio utilizado actualmente por el Distrito Militar, pero que hasta 1890 fue sede del Colegio Pratense, fundado en 1394 por el cardenal Pileo da Prata y dirigido a los estudiantes sin recursos. Según algunas fuentes históricas, Andrea Palladio, probablemente tras la suspensión, a causa de sus numerosas ausencias, del salario que el Consejo Cívico de Vicenza le había asignado, inscribió a su hijo menor en este colegio para que pudiera estudiar Letras en la universidad.
En el número 37 encontramos el Odeón y la Logia Cornaro («‘Odeo e Loggia Cornaro») (mapa: 6), encargados por el mecenas Alvise Cornaro, primer complejo creado específicamente para el espectáculo, donde el célebre Ruzzante representaba sus irreverentes comedias en «pavano», el antiguo dialecto paduano, y donde la música y la poesía encontraban un lugar de escucha y atención. La Contrada Antenore
Una vez llegados al final de Via Cesarotti nos cruzamos con Via San Francesco: el tramo a nuestra derecha nos lleva hacia Porta Pontecorvo (mapa: 7), mientras que el de la izquierda nos conduce al Canton del Gallo y la zona peatonal. Antiguamente, esta zona se conocía como Contrada Antenore (barrio Antenor) y aún reúne tesoros artísticos e históricos, muchos de ellos recientemente recuperados o en vías de recuperación. Pasamos Via Galilei y el complejo de la iglesia y el hospital San Francesco (mapa: 8) y llegamos al cruce con Via del Santo, ante la cual encontramos el Palazzo Zabarella (mapa: 9), que aloja exposiciones prestigiosas.
Un poco más allá, al final de Via San Francesco, se abre Piazza Antenore (mapa: 10), con el edículo donde, según la leyenda (hoy en día refutada), estaría sepultado el mítico fundador de la ciudad, el héroe de los enetos de Paflagonia, Antenor, huido con sus caballeros de una Troya en llamas tras la derrota de su aliado Príamo.
En caso de estar cansados, al final de Piazza Antenore puede embocarse Riviera Tito Livio a la izquierda y tomar el tranvía o uno de los autobuses que llevan directamente al Prato della Valle.
De vuelta hacia el Prato della Valle
Continuamos hasta el Canton del Gallo, llamado así porque antiguamente había una posada con un gallo en el letrero, y giramos a la izquierda para tomar Via Roma. Paseando por esta arteria peatonal podemos echar un vistazo a los escaparates, comprar algún souvenir o hacer una pausa en una de las numerosas cafeterías. Llegamos entonces al Ponte delle Torricelle, llamado así probablemente por la presencia de dos torres que flanqueaban la puerta del siglo XIII. El puente, construido en el siglo XVI sobre la base de uno romano, cruzaba el canal del Naviglio Interno, ahora en gran parte soterrado, que recorría la Riviera dei Ponti Romani (de los antiguos puentes romanos solo puede visitarse el Ponte San Lorenzo, mapa: 11) y la Riviera Tito Livio. Sin embargo, aquí lo vemos emerger de nuevo como por arte de magia a nuestra derecha, desde debajo del puente.
Aquí comienza Via Umberto I, que nos llevará entre tiendas y cafeterías, pasando la iglesia de Santa Maria dei Servi (mapa: 50), de vuelta a nuestro punto de partida en el Prato della Valle. Justo aquí, en la esquina entre la calle y la plaza, se encuentra el Museo del PreCinema – Colección Minici Zotti (mapa: 46), un museo muy especial que alberga «linternas mágicas» singulares y otros aparatos que, en los siglos que precedieron a la invención de los hermanos Lumière, simulaban el movimiento de figuras e imágenes.
Con esta inmersión en un pasado que anticipaba el futuro concluye también este paseo por las calles de Padua.