El Observatorio Astronómico de Padua, que todavía se aloja en la torre de La Specola, es actualmente una de las principales estructuras de investigación del Instituto Nacional de Astrofísica y desde hace más de dos siglos produce estudios de alta calidad a nivel internacional. Desde 1994 ha abierto a la ciudad su núcleo más antiguo, la torre, transformándola en un museo astronómico.
La alta torre se erigió durante el gobierno tiránico de Ezzelino III da Romano, que en 1242 quiso contar también con un castillo provisto de torres: la mayor de ellas era el lugar donde el tirano encerraba y torturaba a sus prisioneros.
Los Carraresi, señores de Padua durante el siglo XIV, construyeron una fortificación defensiva sobre los restos del antiguo castillo y enriquecieron el edificio con espléndidos frescos. La Specola se situó así en el centro de la vida cultural, social y política de la ciudad y vivió una época de gran esplendor.
Con el dominio posterior de la Serenísima República de Venecia, en lo alto de la torre se erigió el Observatorio Astronómico, y las partes contiguas del castillo se convirtieron en residencia del astrónomo. Por encargo del senado de la República de Venecia, el abad y profesor de astronomía Giuseppe Toaldo propuso utilizar la torre más alta del llamado Castel Vecchio como observatorio astronómico de la Universidad de Padua. Así, en 1777 la torre se convirtió en observatorio astronómico: la “specula astronomica” en latín.
La nueva Specola, una de las más bellas en la Europa del siglo XVIII, recibió la visita de figuras ilustres, como el poeta y dramaturgo Johann Wolfgang Goethe, que en 1786 describió en su diario de viaje el espléndido panorama que podía admirarse desde lo alto de la torre del observatorio. En el siglo XIX, la Specola se modernizó tanto en la instrumentación como en la estructura, con la adición de una tercera cúpula y la edificación de un nuevo pabellón en el baluarte contiguo para acoger el telescopio refractor de Mertz.