El Palacio Liviano es uno de los mayores logros en el desarrollo constructivo de la Universidad durante el rectorado de Carlo Anti, que dirigió la universidad de 1932 a 1943. Por iniciativa de Anti, algunos de los más grandes artistas italianos de la época acudieron a Padua para diseñar, ampliar o enriquecer los edificios universitarios.
Para edificar la nueva sede de la Facultad de Letras, en 1934 se convocó un concurso que ganó el arquitecto y diseñador milanés Gio Ponti. Además del diseño del edificio, el artista se ocupó personalmente de numerosos elementos de mobiliario: bancos, pupitres, sillas y percheros llevan todavía su firma, confiriendo al interior el mismo estilo reconocible y coherente de algunas salas del rectorado del Palacio del Bo, también amueblado por Ponti.
El gran fresco en el vestíbulo del Palacio Liviano es también fruto de un concurso: los artistas invitados presentaron bocetos sobre el tema de la continuidad entre las culturas romana y moderna. En él participaron los pintores Guido Cadorin, Ubaldo Oppi, Mario Sironi y Massimo Campigli: este último resultó vencedor y realizó el fresco entre 1939 y 1940.
La obra representa la arqueología como fuente de la cultura italiana, patrimonio de los estudiosos y, al mismo tiempo, de la gente común. Entre las obras de arte conservadas en el palacio destaca la estatua de Tito Livio del escultor Arturo Martini (1942). El historiador romano aparece inclinado en una postura reflexiva: “un niño que se arrodilla y escribe durante toda la vida”, según la definición del artista.
La tercera planta del palacio aloja desde 1937 el Museo de Ciencias Arqueológicas y de Arte. Las colecciones incluyen esculturas y cerámicas antiguas y renacentistas, así como artefactos y moldes griegos, etruscos y romanos.
