Arcella, al norte de la ciudad, es conocida por la iglesia santuario donde San Antonio fue llevado moribundo en la tarde del 13 de junio de 1231, asistido en sus últimos momentos de vida por Fray Luca Belludi . En el lugar donde antaño había una pequeña iglesia dedicada a Santa Maria della Cella se alza hoy un majestuoso santuario del siglo XIX, terminado en los años treinta, en memoria de
Tras la muerte del santo, su cuerpo se trasladó a la Basílica de San Antonio, pero el Santuario de Arcella, a pesar de no contar ya con el cuerpo, siguió siendo uno de los lugares más venerados de la ciudad: tanto por ser el sitio donde había muerto el santo como por la veneración y el culto popular a Elena Enselmini, incluida entre los patrones menores de Padua, que vivió y falleció en el monasterio de la “Cella” (donde aún se conserva su cuerpo).
Austero y solemne, pero al mismo tiempo cálido y luminoso por las paredes y estructuras de ladrillo, el santuario actual, una de las construcciones arquitectónicas neogóticas más interesantes y de clara inspiración franciscana, es obra de los arquitectos Eugenio Maestri y Nino Gallimberti, que se sucedieron en el diseño y la dirección de las obras entre 1886 y 1931.
La torre del campanario, adosada a la iglesia, fue proyectada entre 1898 y 1899 por el arquitecto paduano Agostino Mozzo. En 1922, cuando fue inaugurada, se colocó sobre la cúspide una gran estatua de san Antonio, obra del escultor veronés Silvio Righetti.
En el interior del santuario, el entrelazamiento de las bóvedas de crucería de la nave y los transeptos realza el espacio, dirigido hacia lo alto por el luminoso volumen de la cúpula, de 40 metros de altura, para después cerrarse en el gran ábside que contiene el coro conventual.
La celda donde murió san Antonio, espacio central del templo, está decorada únicamente con una estatua del santo yaciente esculpida por Rinaldi en 1808