Junto a la Basílica se encuentra la Scoletta del Carmine, donde se conservan importantes ejemplos de arte renacentista. Construida en el siglo XIV como sede de la cofradía del mismo nombre, está decorada con un importante ciclo de frescos del siglo XVI que representan historias de Cristo y María. Auspiciada por los carmelitas, surgió en la ciudad una fraternidad de laicos devotos de la Virgen del Carmen (“Madonna del Monte Carmelo”).
La sede se encontraba en la planta superior, pero tras el derrumbamiento de 1491, los frailes intercambiaron los locales y la hermandad tomó posesión de un espacio con acceso directo desde el patio de la iglesia, a través de una puerta aún visible en el muro de la fachada.
La Scuola o Scoletta del Carmine tiene planta rectangular, el presbiterio está elevado y dividido en tres partes mediante columnas y arcos, y en el centro se encuentra el altar del tallista Andrea Torreselle.
En la primera mitad del siglo XVI, las paredes se decoraron con frescos con escenas de la vida de María de la mano de los pintores paduanos Giulio y Domenico Campagnola y Girolamo Tessari. Las características estilísticas son distintas, pero respetan un programa unitario, probablemente ideado por Giulio Campagnola.
Algunas décadas más tarde, los hermanos decidieron crear un atrio delante del aula y dividieron el espacio interior con un nuevo tabique. Para los frescos de esta nueva superficie se recurrió a Stefano dall’Arzere hacia la mitad del siglo XVI.
El atrio se utilizó como sacristía cuando el acceso a la Scoletta del Carmine se trasladó al lado meridional mediante dos puertas abiertas en 1688. En el bombardeo de Padua del 24 de marzo de 1944 se derrumbaron el tejado y el techo de la Scoletta del Carmine; la iglesia y los dos claustros también sufrieron daños importantes.
En 1982 se inició una labor de restauración que ha permitido asimismo realizar una lectura histórica de las diversas intervenciones acaecidas a lo largo de los siglos.
