Itinerario del gusto

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El Prato della Valle durante el mercado 

Partimos del Prato della Valle, donde cada sábado se celebra un gran mercado: desde ropa hasta plantas y flores, se puede encontrar verdaderamente de todo. Un domingo al mes se organiza un exuberante mercadillo de antigüedades y, a lo largo del año, tienen lugar también eventos temáticos, recreaciones históricas, presentaciones de productos regionales y actividades deportivas. 

En 1808 se celebró en el Prato della Valle la primera carrera de trotones de Italia (se trata de una competición de trote enganchado, con carros tirados por caballos al trote). Se denominó la «Corsa dei Sedioli», por el nombre de los carros de dos ruedas y un solo asiento, que desde entonces pasaron a llamarse «Padovanelle» por haber sido utilizados por primera vez en Padua («Padova»). Este evento se recuerda en una placa conmemorativa situada en el Prato della Valle, bajo los pórticos cercanos a Via Umberto I. 

Atravesando la plaza embocamos la Via Umberto I, una calle peatonal (pero con una vía ciclable reservada a las bicicletas) llena de tiendas y cafeterías, edificios antiguos y residencias nobles. Avanzamos por el eje de las compras, que une la parte norte y sur del centro histórico, un enorme centro comercial con vistas monumentales. 

Tras curiosear en las diversas tiendas, que ofrecen desde productos de lujo hasta objetos artesanales a la medida de todos los bolsillos, nos topamos con el Ponte delle Torricelle, desde el que parte, como por arte de magia, el canal del Naviglio Interno, y continuamos nuestro viaje de descubrimiento por Via Roma, también peatonal y flanqueada por negocios de todos los tipos y cafeterías llenas de exquisiteces. 

Padua se encuentra en una región donde la moda siempre ha tenido una gran importancia: la tradición del calzado y la peletería, la moda y la joyería de los distritos industriales del Véneto han llevado siempre a la ciudad productos de altísima calidad, pero también han impulsado los oficios artesanos en el espacio urbano. 

La habilidad de los paduanos con los productos alimentarios, especialmente el pan y la repostería, es famosa desde tiempos inmemoriales: «Pan padovàn, vin vicentìn, tripe trevisane, done venexiane» (Pan paduano, vino vicentino, callos trevisanos, mujeres venecianas), reza un viejo proverbio.

El antiguo gueto y las plazas 

Casi al final de Via Roma, en el lado izquierdo, se encuentra el inicio de Via Soncin, que lleva al interior del antiguo gueto, donde se reúnen tiendas singulares y bares donde degustar los tradicionales pinchos o «spuncioni», pequeñas porciones de especialidades de aperitivo llamadas así porque, para no mancharse las manos, se servían con palillos («spuncioni» o «spunciotti», de «spunciare», pinchar en dialecto véneto). 

Piazza delle Erbe (Plaza de las Hierbas) 

Al final de la calle nos encontramos en la Piazza del Duomo (la plaza de la catedral), y desde aquí, si resistimos la tentación de hacer una parada en uno de los cafés y demás establecimientos, por el lado derecho llegamos a la Piazza dei Signori (Plaza de los Señores). Es una de las tres plazas que albergan el mercado diario: aquí pueden encontrarse prendas de ropa, accesorios y artículos pequeños; en la Piazza delle Erbe (Plaza de las Hierbas), fruta y verdura; y en la Piazza della Frutta (Plaza de la Fruta), una mezcla de las dos. 

Este mercado, o más bien estos cuatro mercados, si les sumamos los puestos «sotto il Salone» o «bajo el Salón» (es decir, en las galerías de la planta baja del Palazzo della Ragione), que merecen un relato aparte, tienen una historia antiquísima. 

Tradicionalmente, los puestos fueron desde la Edad Media la única actividad comercial permitida a las mujeres, siempre que el puesto estuviera a nombre de un hombre de la familia. 

Por tanto, los mercados de las plazas siempre se han caracterizado por la presencia de figuras femeninas. Los puestos se conocían por los nombres de las mujeres que los dirigían, las ofertas se anunciaban a voces y se dirigían a las mujeres que hacían la compra, demostrando la competencia de las vendedoras que después, en casa, debían alimentar a la familia al igual que las compradoras.

El «Listón» y los barrios orientales 

Desde las plazas hasta la vía peatonal del Liston (pronunciado «listón»), el ambiente cambia por completo: de los puestos alegres y vivaces a los negocios elegantes de la calle peatonal que va del Canton del Gallo («Angolo del gallo», la intersección de Via San Francesco, Via San Canziano, Via Roma y Via VIII Febbraio) a Piazza Garibaldi, en la zona en la que, en la época romana, se encontraban las termas y el foro. 

Como recuerdo de la grandiosa columnata que lo caracterizaba, en el centro de Piazza Garibaldi se puede ver la columna de la «Madonna dei Noli», por el nombre de la estatua colocada en lo alto. La columna se confeccionó en piedra caliza de Aurisina, del Carso Triestino, transportada aquí a través de los numerosos cauces de agua que siempre han atravesado la ciudad. 

Pero antes de llegar a Piazza Garibaldi, vemos junto al Caffè Pedrocchi la Piazzetta della Garzeria, llamada así por el complejo de edificios denominado Garzeria o Garzerie Nuove, donde se trabajaba la lana de las apreciadas «pecore gentili terriere» («ovejas de terreno apacible»). 

La placa en Via Cesare Battisti, con un grabado de un cordero, señalaba el límite de la sede de la Universidad de la lana, famosa en toda Europa en la época Carrarese, provista de un laboratorio y del «fontico», la fábrica, demolida en 1926. 

En la misma plaza, en el lugar donde ahora hay un supermercado, se alzaba el popular teatro Garibaldi, construido en madera por iniciativa de Luigi Duse, abuelo de la actriz Eleonora Duse, que aquí presentaba comedias con el famoso personaje dialectal de Giacometo Spàsemi como protagonista. 

El teatro se transformó en cine hacia la mitad del siglo XX y luego fue demolido. 

Al final del Liston, a nuestra derecha, vemos Porta Altinate, que se abre al barrio homónimo de Borgo Altinate: Via Eremitani, Via Zabarella, Via Altinate y todas las calles que la conectan con Via San Francesco y delimitan el área de Contrada Antenore ofrecen otro destino atractivo para ir de compras. La zona peatonal del Liston continúa más allá de Piazza Garibaldi y se convierte en Via San Fermo, donde se concentra un gran número de marcas de lujo. 

Pero es muy difícil limitar la oferta de productos de calidad y de delicias enogastronómicas de la región a estas pocas vías: cada calle del centro esconde al menos una tienda interesante, y cada barrio acoge mercados, artesanos y negocios que merecen ser descubiertos. 

Información útil 

Este itinerario para ir de compras y descubrir la oferta enogastrónomica, pero sin dejar de lado las bellezas arquitectónicas de la ciudad, permite dar un paseo por la zona de tráfico limitado y las calles peatonales, concediéndonos todos los placeres que regala Padua. 

Es un recorrido puramente indicativo: cada zona de la ciudad brinda la posibilidad de descubrir tiendas singulares, mercados de barrio, pastelerías, gastronomía local y enotecas donde disfrutar de la amplia oferta de productos de la región. 

Se aconseja utilizar el transporte público (autobús, tranvía, taxi) para llegar al centro histórico, o bien aparcar el coche en el parking de Piazza Rabin en el Prato della Valle.   

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