Partimos de la puerta Altinate, que pertenece al primer cinturón de murallas y que fue reconstruida en 1286. Por aquí entraron los cruzados el 20 de junio de aquel año y expulsaron a Ansedisio de’ Guidotti, sobrino de Ezzelino: la placa de Carlo Leoni recuerda aquel suceso.
El puente Altinate, que cruzaba el canal del Naviglio Interno ahora soterrado (actualmente, Riviera dei Ponti Romani), era una estructura de origen romano de tres arcos, 38,94 metros de longitud y 7,77 metros de ancho. Giramos a la izquierda, casi frente a Via Zabarella, hacia Via Eremitani.
En el número 18 se encuentra el conservatorio Cesare Pollini. Este músico nació en Padua el 13 de julio de 1858, hijo de Luigi de’ Pollini, doctor en Derecho y real notario, y de Luigia dei conti de’ Cassis-Faraone. Comenzó a estudiar piano bajo la tutela de su madre desde muy temprana edad. En 1879 se licenció en Derecho. El 26 de enero de 1912, Pollini falleció de improviso a los 54 años. Son pocas las obras musicales y los documentos escritos que han llegado hasta nuestros días, y muchos de ellos siguen inéditos. En su ceremonia fúnebre, el cortejo partió de la residencia de Via Mentana (actualmente aloja el Consejo del distrito 5, Armistizio-Savonarola), atravesando las vías del centro hasta llegar a la iglesia de San Francisco, acompañado de la banda municipal.
En la ceremonia participaron ciudadanos, miembros de las principales familias paduanas, de instituciones y asociaciones artísticas, conservatorios y escuelas musicales de todas partes de Italia, además de profesores del instituto musical de Padua, que había dirigido y en el que había enseñado durante más de veinte años. Entre los asistentes destaca el nombre de la reina Margarita, a través de su dama de honor, la marquesa Valmarana, para la que Pollini había trabajado en la villa real de Monza y en Stupinigi con el título de “solista de corte”. El músico está sepultado en el cementerio de Arcella, detrás de la iglesia de San Antonino. El conservatorio se aloja en un edificio de diseño decimonónico que cuenta con un importante auditorio en su interior. En el Pollini ha enseñado piano la vicentina Teresa Rampazzi, pionera de la música electrónica en los años cincuenta.
En el número 19 se ubica el Palazzo Valdezocco-Vasoin, del siglo XV, restaurado en 1895. Podemos admirar la cuadrífora (ventana de cuatro vanos) central, flanqueada por ventanas con balcones laterales. En la esquina con Via Carlo Cassan se alzaba la iglesia de San Bartolomé, con el monasterio de las monjas benedictinas.
Más adelante encontramos el cine Altino, que abrió sus puertas en 1952 (en la actualidad está cerrado) y fue proyectado por el arquitecto Quirino De Giorgio. El Altino se construyó en un espacio vacío de la ciudad histórica causado por los bombardeos de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Las obras, que comenzaron en 1946, sufrieron varias interrupciones y avanzaron muy lentamente debido a las abundantes filtraciones de agua. Más de uno habla del Altino como el primer “multicine” de la historia. Para la decoración, De Giorgio recurrió a algunos de los artistas figurativos locales más famosos de la época: los pintores Antonio Morato y Fulvio Pendini, el escultor Amleto Sartori, y Paolo De Poli con sus esmaltes. El cine Mignon (también cerrado), un pequeño local con 240 butacas, semienterrado, excavado bajo el Altino gracias a la fuerte pendiente del terreno de Via Cassan, se convirtió en el primer “cine de ensayo” de Padua; se inauguró en febrero de 1967 con la película “Un hombre y una mujer” del director francés Claude Lelouch.
En el número 59, el Palazzo Camerini, sede actual del Mando de artillería antiaérea del ejército. Perteneció a los Borromeo y después fue adquirido en 1527 por Pietro Bembo, que hospedó aquí a Benvenuto Cellini. Posteriormente, el palacio pasó a manos de los Gradenigo y en 1847 al duque Camerini. Ha sido sede del mando designado de la Tercera Armada y actualmente aloja el museo dedicado a la Primera Guerra Mundial de la invicta Tercera Armada. En los números 76-80 encontramos la casa Melandri-Arslan, con cuadrífora del siglo XV atribuida a Pietro Lombardo, dañada gravemente en los bombardaeos de 1944.
En el número 106, el Palazzo Lucatello (tardogótico paduano) presenta una cuadrífora no alineada con la entrada. El palacio perteneció al poeta paduano Carlo Dottori (1618-1686). En el número 106 se alza el Palazzo Zuccato-Arrigoni degli Oddi, actualmente Palazzo Arslan. En su interior, el jardín de casa Arslan (donde reside la famosa escritora paduana de origen armenio Antonia Arslan) es uno de los raros ejemplos de “jardín formal” que se conserva en la ciudad. Aunque se ha modificado y reducido a causa de una nueva construcción del edificio residencial, ha mantenido el diseño de los parterres y la zona del fondo con un edículo colocado en el muro de cierre, que en su tiempo lo dividía del complejo conventual de San Biagio (San Blas). El jardín, tal como se presenta actualmente, es, pese a la impronta del siglo XVII-XVIII, obra del arquitecto Francesco Mansutti (1899-1969). Frente a la casa Arslan podemos admirar la iglesia de San Gaetano (San Cayetano), dedicada a los santos Judas Tadeo y Bartolomé, construida en 1582-1586 a partir de un proyecto de Vincenzo Scamozzi, que también finalizó las obras del antiguo monasterio de los Clérigos Regulares, conocidos comúnmente como teatinos (antiguamente sede del Palacio de Justicia y ahora el centro cultural San Gaetano-Altinate). En la fachada de la iglesia, amplias pilastras compuestas sostienen el entablamento y la planta superior; sobre el fastigio del portal pueden verse dos estatuas del siglo XVIII (los santos Judas y Bartolomé). El interior de planta octogonal presenta una decoración barroca con la espléndida cúpula del “Paraíso”, obra del parisino Guy Louis De Vernansal. “La arquitectura se enmarca en la corriente de la Contrarreforma… se abandona totalmente el modelo de varias naves” (Bresciani Álvarez, 1975).
En el número 81 se encuentra la casa Baratelli, del siglo XVIII, con un conjunto de ocho ventanas en la planta principal. Y en el número 120, Ca’ Priuli, del siglo XVII, con escudo en la fachada. En el callejón de San Gaetano, junto a la iglesia homónima, en los años 1995-96 se realizaron exploraciones arqueológicas de la zona, dada su relevancia histórica por la proximidad a la Via Annia, calzada romana de gran afluencia que conectaba Padua y Altino. Las excavaciones sacaron a la luz un complejo que remite a un criptopórtico, o bien un pórtico “escondido”, horadado en la tierra; una especie de galería semienterrada con partes pavimentadas, dotada generalmente de cubierta y bóveda y ventanas laterales, del siglo I d. C. Actualmente, el criptopórtico se encuentra en un estado de abandono. En el número 107 se alza el Palazzo Dolfin-Compostella, antiguamente Cappello, erigido en el siglo XVII y restaurado en 1783 por Giovanni Battista Novello.
Y en el número 136, el Palazzo Mario, antiguamente Polcastro-Cristina. La fachada está retranqueada para quedar cubierta por las alas del pórtico. El ala derecha está incompleta, lo que no priva al edificio del siglo XVI −la trífora y las monóforas de la segunda planta se ubican en paralelo a las ventanas de la planta inferior, configurando dos plantas principales− de una grandeza insólita en esta calle, que en este punto se estrecha. A la izquierda encontramos la Piazzetta Colonna: el nombre procede de una columna −ya desparecida− colocada en recuerdo de la casa de Francesco Santuliana, demolida en 1666 para su “perpetuo escarnio e infamia”, como “bandido y cabecilla de asaltadores de remesas…”. En el número 141 se alza el Palazzo Priuli-Pisani-Cornaro, concluido en 1587 por Vincenzo Scamozzi a partir, probablemente, de un proyecto del arquitecto Dario Varotari. Aquí fue donde, el 25 de noviembre de 1599, el abad Federico Cornaro fundó la Academia de los Ricovrati (“resguardados”). Via Altinate termina ante la sugestiva iglesia de Santa Sofía (siglos XI-XII), recientemente restaurada. La fachada, inclinada, tiene cinco arcadas en el cuerpo central inferior y, sobre ellas, dos columnas, el rosetón, la bífora, las ventanas y la banda lombarda de arcos ciegos. Los cuerpos laterales presentan tres arcadas cada uno. El interior, altamente espiritual, se configura en tres naves, separadas por columnas bizantinas y pilares. En la parte posterior se halla el ábside, un espléndido ambulacro de arquitectura véneta. Y finalmente, la misteriosa cripta, que se mantiene cerrada.