Paseo por Via Santa Lucia

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Desde la céntrica Piazza Garibaldi tomamos la Via Santa Lucia. 

En el lado occidental de la plaza, en el área comprendida actualmente entre Via Santa Lucia, Via San Fermo y Via Dante, se extendía hasta hace unos ochenta años la «contrada di Santa Lucia», el barrio medieval de Padua: un conjunto de edificios antiguos, viejas calles pintorescas y populares y monumentos insignes, con una extensión de 20.000 metros cuadrados.  Todo ello se perdió en torno a 1926 a causa de una decisión no impugnada de la Administración municipal de crear una nueva vía de servicio hasta Porta Savonarola, con acceso directo desde la carretera estatal de Padana Superiore al centro de la ciudad y con el objetivo de construir un barrio «moderno» con la actual Piazza Insurrezione (anteriormente, Piazza Spalato), las calles Verdi, Risorgimento y Bajamonti y Largo Europa. 

Los derribos se ejecutaron con una rapidez increíble: pocos edificios se salvaron. Roberto Papini, director del área de Bellas Artes en los años veinte, escribió en el Corriere della Sera del 3 de noviembre de 1927: «Ya no hay modo de entenderse. Las máquinas de demolición triunfan, arrasan el suelo del barrio de Santa Lucía, desbrozan, devastan, lo aplastan todo… Padua, que era una delicia de intimidad tranquila y recogida, con sus pórticos achaparrados, sus callecitas torcidas, sus casas plácidas, serenas, llenas de calma, esas casas que los arquitectos de Alemania y Holanda vienen a  estudiar para inventar la arquitectura más moderna…». 

Victor Hugo, al inicio de la primera jornada de su «Angelo, tirano de Padua», imaginó la escena: «Un jardín iluminado por una fiesta nocturna… Al fondo, por encima de los árboles, el negro perfil de Padua contra un cielo claro…». Es posible que Victor Hugo, como William Shakespeare, que ambientó en el barrio de Santa Lucía su célebre «La fierecilla domada», no haya estado nunca en Padua, del mismo modo que trasladó la acción de su tragedia al siglo XVI, pero para todo el que conoció la ciudad del Santo −o la conoció indirectamente−, el verdadero aspecto de la ciudad era el de este barrio. 

Por último, Oscar Wilde, con su tragedia «La duquesa de Padua» de 1883, también se vio atraído por la fascinación de la ciudad. «Tres monumentos de importancia histórica se han perdido irremediablemente: la casa de Pietro d’Abano, que fue la gloria del renaciente estudio paduano (el interesante diseño del ingeniero G. Ramella indica con el punto A la propiedad de Pietro d’Abano en la parte oeste del barrio de Santa Lucía) ubicada en Via dei Dotto, el actual Vicolo dei Dotto entre Via Dante y Piazza Insurrezione; la casa donde Andrea Mantegna (en el diseño citado anteriormente se indica con el punto C entre las antiguas Via Calatafimi y Pietro d’Abano, la actual Piazza Insurrezione frente al edificio de la Cámara de Comercio y de la Bolsa del arquitecto Gino Miozzo, 1936) alcanzó la gloria como principal pintor italiano y, junto a ella, la casa solariega de Girolamo Savonarola, indicada con el punto G». (G. Fabris, 1977). 

Reanudamos el recorrido en Via Santa Lucia. En el número 9 podemos ver la vasta fachada del Palazzo Valvassori, y en los números 29-33, un edificio de principios del siglo XIV con un pórtico alto. 

En los números 37-39, a horcajadas sobre la Via Marsilio da Padova, se encuentra el supuesto Palazzo di Ezzelino; pueden admirarse la trífora del siglo XV, las dos bíforas superiores en la fachada meridional y la placa de Carlo Leoni. La construcción románica, residencia de los Carraresi en el siglo XIV, ha sufrido cambios radicales e incluso un incendio (1726). En los locales ubicados sobre el arco de paso conocido como «Volto dei Milanesi» y después “Volto della Malvasia» (probablemente llamado así por una taberna de vinos de las islas) se alojaba el «Teatro di Santa Lucia» (1794-1873). 

Aquí actuó por ejemplo Giacomo Bonfio, autor y actor muy popular (1781-1855), y debutó la polaca de quince años Fanny Sadowski (1826-1906), huésped de la Casa de los Inválidos en Santa Justina, el actual cuartel O. Salomone, y que después actuó en el antiguo teatro-cine Concordi. A la derecha se abre Via Flavio Busonera, la antigua Via Calatafimi. Una placa recuerda el ahorcamiento por los nazis del médico patriota, que tuvo lugar el 17 de junio de 1944. Busonera fue sepultado en el deambulatorio subterráneo del cementerio monumental de Chiesanuova junto a Antonio Pedrocchi y Domenico Cappellato Pedrocchi, cuyos nombres están ligados al mítico café de la ciudad. 

Prosiguiendo por Via Santa Lucia, a la derecha se abre Via Martiri d’Ungheria, la antigua Via Borromeo, donde se alza la iglesia de Santa Lucía o del Corpus Domini. La primera noticia de ella se remonta al año 964. En 1221 ya tenía estatus de capilla y en 1308 de parroquia. En 1634 el templo sufrió daños por el derrumbamiento del campanario, y entonces comenzaron los trabajos de restauración; los más importantes son los realizados entre 1711 y 1726, proyectados por el arquitecto Girolamo Frigimelica, y ejecutados −especialmente en la fachada− por su discípulo Sante Benato. Sobre las puertas laterales vemos dos estatuas del siglo XVIII que representan a san Pedro y san Pablo. El interior es de nave única con presbiterio. 

Podemos admirar, entre otras, obras de los escultores Giovanni y Antonio Bonazza y de los pintores Gian Battista Tiepolo, Sassoferrato, G. Ceruti y del Padovanino, así como el bajorrelieve de mármol «Chiesa orante e gloria di Dio» (Iglesia orante y gloria de Dios) de Amleto Sartori sobre el altar mayor. Saliendo de la iglesia, en el parvis (anteiglesia) hay una «columna» de traquita con cruz votiva, erigida en 1839 en honor del gran orador religioso y abad Giuseppe Barbieri. A la derecha del parvis se encuentra el Oratorio de San Rocco (san Roque). 

En 1476 la Hermandad de San Roque compró un inmueble para las reuniones del capítulo. En 1525 comenzó la construcción del edificio actual, decorado en su interior con los frescos de «Storie» (historias) de san Roque de los paduanos Gualtieri, Stefano Dell’Arzere, Girolamo Dal Santo, Tessari y Domenico Campagnola. Sobre el altar, el hermoso retablo «Madonna e Santi» (Virgen y santos) de Alessandro Maganza. El oratorio, desconsagrado, pertenece al ayuntamiento de Padua, que organiza eventos en su interior. A la izquierda se abren las calles Stefano Breda (anteriormente Calatafimi) y Pietro d’Abano (anteriormente Via Figaro y Androna di Santa Lucia). Hacia el sur, sobre el arco de paso de Volto de Santa Lucia −llamado también Volto della badia o Volto della buca− podemos ver en la parte izquierda la característica «bussola» o puerta interna, construida antiguamente para la comunicación entre los locales con los espacios situados sobre el arco de la casa Dondi, donde entre 1496 y el siglo XVIII se encontraba la rectoría de los párrocos de Santa Lucía de Via Pietro d’Abano. 

En los números 67-73 se alza la casa Dondi, también de los siglos XIII-XIV. Observamos la bífora en la fachada interior. Las dos casas a la derecha albergaron de 1509 a 1771 el colegio Lambertino o de los Brescianos, fundado por el médico bresciano Girolamo Lamberti para los estudiantes nobles de su ciudad. En la fachada hay una placa prácticamente ilegible. 

La casa del siglo XIV en el número 77, en la esquina con Via Boccalerie («boccale» significa jarra o pichel, y el nombre se deriva de los talleres de los alfareros que había en ella), construida en ladrillo de barro cocido, se engrandece con la cornisa y las barbacanas.  Frente a Via Boccalerie encontramos Via Aquileia (anteriormente Via Cavarane-Capraie), con la alta casa-torre de ladrillos vistos a la derecha, proyectada por el ingeniero Ettore Munaron y, a la izquierda, en el número 7, el edificio de la Superintendencia arqueológica del Véneto oriental, conocido como «casa de la higuera» por un árbol que antaño asomaba entre los ladrillos de la fachada. Retomamos la Via Santa Lucia. A la derecha se abre Via Belle Parti: supuestamente, el nombre «Belle Parti» (zona bella) se debe a que en la Edad Media se erigieron aquí los primeros edificios de mampostería. Continuando, llegamos al número 87 (antiguamente, Via del Pero), donde vivió Vittorio Polacco (1859- 1926), profesor de Derecho civil y rector de la universidad. A la izquierda, en Via Nazario Sauro (anteriormente del Pozzetto), en los números 15-17 se alza un hermoso edificio del siglo XVI. 

Volviendo a Via Santa Lucia para enfilar el último tramo, que antaño se llamaba Bolzonella, encontramos la casa en la esquina con Via Nazario Sauro, restaurada en 1847 por el arquitecto Giovanni Battista Trevisan, y concluimos nuestro recorrido en Via Dante.  


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