Cuando los meteorólogos hablan, por ejemplo, de un tiempo extremadamente cálido, seguramente habrás oído expresiones del tipo «la temperatura más alta de los últimos 250 años». Lo que nunca habrás oído decir es «la temperatura más alta de los últimos 400 años», y el motivo es muy sencillo: antes del siglo XVIII no existían los instrumentos necesarios para medir las temperaturas. El primero en la historia en realizar tales mediciones fue el veneciano Giovanni Poleni, filósofo, teólogo, matemático, jurista, físico, ingeniero y profesor universitario en Padua. Una mente brillante y genial que no podía sino sentirse atraída por una ciudad que, más que ninguna otra a lo largo de la historia, ha sido el centro de la efervescencia intelectual en el campo científico, un imán, con su universidad, para estudiosos de toda Italia y más allá.
Nacido en Venecia en 1683, Poleni obtuvo muy joven la cátedra de Astronomía y Meteorología en la Universidad de Padua, gracias a la publicación de sus primeros estudios en el volumen «Miscellanea» en 1709. En estos escritos expone sus investigaciones sobre el barómetro, el termómetro, las máquinas de cálculo y la gnomónica, y ese mismo año fue nombrado miembro de la Royal Society. Posteriormente ocupó la cátedra de Física y empezó a dedicarse al estudio de la hidráulica, y después la cátedra de Matemáticas, durante la cual escribió sobre la elaboración de calendarios y sobre navegación.
Un año importante en su historia es 1739, cuando obtuvo de la Serenísima República de Venecia la fundación en Padua de una de las primeras cátedras europeas de Física Experimental, junto a la creación del Teatro de Filosofía Experimental. Al año siguiente fundó el primer laboratorio de Física en una universidad italiana.
En 1743 fue convocado por el papa Benedicto XIV para colaborar en la restauración de la cúpula de San Pedro junto a Luigi Vanvitelli. Suya fue la sugerencia, bien recibida, de reforzar la estructura con cerchas de hierro, y suya fue también, precisamente en esta ocasión, la primera prueba instrumental de la historia aplicada a la construcción, para la cual utilizó un aparato confeccionado por el holandés Pieter van Musschenbroek.
Este gran estudioso véneto falleció en Padua en 1761. Entre las estatuas del Prato della Valle, hay una que lo representa. El original era de Canova, conservado actualmente en los Museos Cívicos de Padua, y la copia actual es de Luigi Strazzabosco.