El Baptisterio de la Catedral (“Battistero del Duomo”), de estilo románico-lombardo, se remonta a finales del siglo XII y flanquea la catedral de Padua. Presenta una planta cuadrada con un alto tambor que sostiene la cúpula, mientras que los muros están decorados con elegantes arcos ciegos y lesenas (tiras apilastradas).
El espectacular ciclo pictórico del interior, realizado en solo tres años por Giusto de’ Menabuoi, hace de este edificio un lugar único. Pintor de la corte de los Carraresi, Giusto recibió el encargo de la decoración del baptisterio de Fina Buzzacarini, esposa de Francesco I da Carrara: debía ser un alojamiento digno para el mausoleo familiar.
Las escenas, que narran episodios del Antiguo y el Nuevo Testamento, alcanzan su máximo esplendor en la gran cúpula, donde Giusto representa grupos angélicos del paraíso que rodean a la divinidad. En sus frescos, De’ Menabuoi demuestra que ha aprendido a la perfección las lecciones de Giotto, creando escenas en perspectiva y figuras con volumen.
Los colores cambiantes de las túnicas, que dotan de vivacidad a la representación, son su aportación a las enseñanzas del gran maestro.
Destaca la serie de frescos que decora el pequeño ábside: muestra escenas del Apocalipsis y es una de la representaciones más completas y antiguas de este libro.
El emplazamiento forma parte de las “Series de frescos del siglo XIV” incluidas en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.