Etapa esencial para el turismo religioso, la Basílica del Santo es uno de los lugares más visitados de Padua. Destino de millones de peregrinos cada año, lugar de culto internacional y monumento imprescindible de la historia de la arquitectura y del arte, en particular de la pintura del siglo XIV.
Dentro de la basílica se conservan los frescos de Giotto, en la capilla de la Virgen Mora, la capilla de las Bendiciones y la sala capitular, de Giusto de’ Menabuoi, en la capilla del beato Luca Belludi, y de Altichiero da Zevio y Jacopo Avanzi, en la capilla de Santiago.
La construcción de este majestuoso edificio religioso comenzó en 1232, un año después de la muerte de san Antonio, y concluyó en 1310.
En su interior, en la Capilla del Santo, se encuentra un sepulcro que custodia el cuerpo del santo en el que trabajaron artistas como Tullio Lombardo, Andrea Briosco y Gianmaria Falconetto.
El emplazamiento forma parte de las “Series de frescos del siglo XIV” incluidas en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.